Es un escenario bastante habitual el hecho de que una promotora, a la que un día los compradores confiaron sus ahorros para la adquisición de una vivienda sobre plano que nunca se llegó a construir, se encuentre ilocalizable (o simplemente, tras el incumplimiento en la entrega de la vivienda, se excuse para devolver las cantidades pagadas por el comprador o no tenga solvencia para hacerlo), para disgusto y desesperación de los compradores, que con impotencia, ven perder la ocasión de recuperar las cantidades aportadas.